Por Flora Fernández. “UPOV son las siglas de Unión Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales, es una organización intergubernamental con sede en Ginebra, Suiza. La misión de la UPOV es proporcionar y fomentar un sistema eficaz para la protección de las variedades vegetales, con miras al desarrollo de nuevas variedades vegetales para beneficio de la sociedad”. (Dato obtenido de la página de UPOV).
¿Quien puede entender algo tan complicado?
Para explicar en sencillo, el Convenio UPOV implica que si una empresa se dedica a manipular semillas y logra, mediante cruces, y selección, o bien mediante experimentación genética, una nueva variedad, podría llegar a adquirir derechos de propiedad intelectual sobre las mismas, ya sea mediante la adquisición de un certificado de obtentor o bien de una patente.
¿Qué es eso de la propiedad intelectual?
La propiedad intelectual nació como una forma de reconocer el esfuerzo de la persona que inventa un objeto nuevo de manera que sólo ella pudiera explotarlo o bien darlo a terceros bajo licencia de uso.
¿Patentar la vida?
Inicialmente sólo se otorgaba propiedad intelectual sobre cosas y nunca sobre seres vivos, pero en 1930 Estados Unidos empezó a dar un tipo de propiedad intelectual sobre frutas, árboles y plantas ornamentales. En 1961 se conforma en Europa la Unión para la protección de Obtenciones Vegetales (UPOV) que se ha organizado alrededor de acuerdos de sus miembros, el más reciente de 1991.
Según el Convenio UPOV-91, si un agricultor compra una semilla (pagando la licencia correspondiente o regalía) la siembra y luego reserva unas semillas para la siguiente cosecha, tendría que volver a pagar una nueva regalía, aunque provengan de su propio trabajo… ¡Si no paga, va a la cárcel!
¡Sí!, las semillas que Tatica Dios nos regaló a los seres humanos para que las sembráramos, para el sustento solidario de la especie humana, repentinamente se convierten en un “artículo inventado” propiedad de otros, principalmente transnacionales de semilleras quedando así la capacidad de reproducción monopolizada por quien consigue ser “dueño de la propiedad intelectual”.
Diay ¡libertarios! ustedes dicen que se oponen a los monopolios… ¿se les pasó este “detallecito”?
Para vergüenza nacional, el 22 de marzo del 2007, dos días después de celebrarse 151 años de la gesta patriótica de Santa Rosa, 38 diputados de la Asamblea Legislativa en lugar de tener la decencia de honrar la memoria de don Juanito Mora y la sangre derramada de los héroes defendiendo la Patria, aprobaron la vía rápida para acelerar la discusión del Convenio UPOV que es parte del TLC, una de las peores partes.
¿A quien sirve UPOV?
UPOV ofrece beneficios principalmente a corporaciones transnacionales que comercian semillas, (tales como Monsanto, Dupont, General Mills, Dow Chemical y otras ¡que podrán cobrar por “el nuevo invento”! en detrimento de los pequeños y medianos agricultores y la pérdida de la biodiversidad. Por eso, los legisladores anteriormente habían rechazado su aprobación. En esa oportunidad los consejos universitarios de la UCR, la UNA y del Tecnológico así como diversas organizaciones y movimientos de agricultores y de ecologistas, fueron categóricos en rechazar la propuesta de ley nacional ante la comisión de asuntos agropecuarios. Los legisladores entonces no fueron sordos y serviles como los actuales.
¿Y los indígenas?
El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), del que Costa Rica forma parte, exige que se realice la consulta a esa población en sus lenguas. Recordemos que para que el maíz se reproduzca, se conserve y mejore la semilla, debe ser sembrado, se necesita la mano humana. El maíz no se “domesticó” sólo, fueron varias generaciones de indígenas que lo cuidaron y nunca cobraron por ese servicio.
Desgraciadamente, como ya varios diputados están acostumbrándose a no escuchar al pueblo y menos a los indígenas, que son tan pobres y además no suelen votar, porque no tienen razones para creer en una democracia y un sistema, que no les da de comer, que se ha corrompido manteniéndoles en el más vergonzoso nivel de abandono y de pobreza.
Probablemente la consulta no se hará, porque anticipan que la población indígena se opondrá y los diputados consideran que la traducción sería muy “costosa y complicada”. Simplemente no les interesa.
El diputado Echandi, que hace poco salió de la Defensoría y condicionó su voto a la agenda de desarrollo, se ha convertido en el más entusiasta defensor de la vía rápida y hasta manifestó que la UPOV es importante. ¿Leyó siquiera el informe de la Defensoría y otros que revelan sus nefastas consecuencias? ¿O simplemente alguien le dijo que era bueno votarlo?
¿Estarán conscientes los diputados y diputadas que los agricultores con UPOV, estarían perdiendo sus derechos milenarios de intercambiar semillas con otros vecinos con fines de mejoramiento, base de la agricultura y de la variabilidad de especies?
¿Olvidaron que hace menos de un año ellos mismos aprobaron el llamado Tratado Internacional de la Semilla de la FAO, el cual dice específicamente que se deben garantizar los derechos de los agricultores a conservar, utilizar, intercambiar y vender material de siembra o propagación conservado en las fincas?
Bajo el supuesto, que con tal de conservar los beneficios de la Cuenca del Caribe (que ahora sabemos nunca peligraron), los negociadores entregaron telecomunicaciones, seguros, el agua, los recursos naturales, accedieron se perjudicara todos los servicios públicos incluyendo la educación pública y que la bioprospección fuese materia de comercio, que las controversias se eleven a instancias internacionales… mejor no seguimos haciendo la lista de barbaridades que “negociaron” para no decir que entregaron el país.
De todos esos daños, UPOV es tan grave que sería razón suficiente para rechazar el TLC entero.
Y a mí que me expliquen, ¿qué les hizo pensar a los 38 diputados y a sus asesores que meter la ley nacional para acceder UPOV por la vía rápida de primero tiene algún sentido si es uno de los más impopulares convenios de todo el TLC? ¿Están seguros que pueden discutir por la vía rápida un Convenio que tiene materia penal y fiscal?
Ojalá otra vez los diputados metan la pata para bien del país, que se les trabe UPOV y TLC, porque con la mala fe no se vale jugar, y así nos den el gustazo de declararlos traidores a la Patria.
Para explicar en sencillo, el Convenio UPOV implica que si una empresa se dedica a manipular semillas y logra, mediante cruces, y selección, o bien mediante experimentación genética, una nueva variedad, podría llegar a adquirir derechos de propiedad intelectual sobre las mismas, ya sea mediante la adquisición de un certificado de obtentor o bien de una patente.
¿Qué es eso de la propiedad intelectual?
La propiedad intelectual nació como una forma de reconocer el esfuerzo de la persona que inventa un objeto nuevo de manera que sólo ella pudiera explotarlo o bien darlo a terceros bajo licencia de uso.
¿Patentar la vida?
Inicialmente sólo se otorgaba propiedad intelectual sobre cosas y nunca sobre seres vivos, pero en 1930 Estados Unidos empezó a dar un tipo de propiedad intelectual sobre frutas, árboles y plantas ornamentales. En 1961 se conforma en Europa la Unión para la protección de Obtenciones Vegetales (UPOV) que se ha organizado alrededor de acuerdos de sus miembros, el más reciente de 1991.
Según el Convenio UPOV-91, si un agricultor compra una semilla (pagando la licencia correspondiente o regalía) la siembra y luego reserva unas semillas para la siguiente cosecha, tendría que volver a pagar una nueva regalía, aunque provengan de su propio trabajo… ¡Si no paga, va a la cárcel!
¡Sí!, las semillas que Tatica Dios nos regaló a los seres humanos para que las sembráramos, para el sustento solidario de la especie humana, repentinamente se convierten en un “artículo inventado” propiedad de otros, principalmente transnacionales de semilleras quedando así la capacidad de reproducción monopolizada por quien consigue ser “dueño de la propiedad intelectual”.
Diay ¡libertarios! ustedes dicen que se oponen a los monopolios… ¿se les pasó este “detallecito”?
Para vergüenza nacional, el 22 de marzo del 2007, dos días después de celebrarse 151 años de la gesta patriótica de Santa Rosa, 38 diputados de la Asamblea Legislativa en lugar de tener la decencia de honrar la memoria de don Juanito Mora y la sangre derramada de los héroes defendiendo la Patria, aprobaron la vía rápida para acelerar la discusión del Convenio UPOV que es parte del TLC, una de las peores partes.
¿A quien sirve UPOV?
UPOV ofrece beneficios principalmente a corporaciones transnacionales que comercian semillas, (tales como Monsanto, Dupont, General Mills, Dow Chemical y otras ¡que podrán cobrar por “el nuevo invento”! en detrimento de los pequeños y medianos agricultores y la pérdida de la biodiversidad. Por eso, los legisladores anteriormente habían rechazado su aprobación. En esa oportunidad los consejos universitarios de la UCR, la UNA y del Tecnológico así como diversas organizaciones y movimientos de agricultores y de ecologistas, fueron categóricos en rechazar la propuesta de ley nacional ante la comisión de asuntos agropecuarios. Los legisladores entonces no fueron sordos y serviles como los actuales.
¿Y los indígenas?
El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), del que Costa Rica forma parte, exige que se realice la consulta a esa población en sus lenguas. Recordemos que para que el maíz se reproduzca, se conserve y mejore la semilla, debe ser sembrado, se necesita la mano humana. El maíz no se “domesticó” sólo, fueron varias generaciones de indígenas que lo cuidaron y nunca cobraron por ese servicio.
Desgraciadamente, como ya varios diputados están acostumbrándose a no escuchar al pueblo y menos a los indígenas, que son tan pobres y además no suelen votar, porque no tienen razones para creer en una democracia y un sistema, que no les da de comer, que se ha corrompido manteniéndoles en el más vergonzoso nivel de abandono y de pobreza.
Probablemente la consulta no se hará, porque anticipan que la población indígena se opondrá y los diputados consideran que la traducción sería muy “costosa y complicada”. Simplemente no les interesa.
El diputado Echandi, que hace poco salió de la Defensoría y condicionó su voto a la agenda de desarrollo, se ha convertido en el más entusiasta defensor de la vía rápida y hasta manifestó que la UPOV es importante. ¿Leyó siquiera el informe de la Defensoría y otros que revelan sus nefastas consecuencias? ¿O simplemente alguien le dijo que era bueno votarlo?
¿Estarán conscientes los diputados y diputadas que los agricultores con UPOV, estarían perdiendo sus derechos milenarios de intercambiar semillas con otros vecinos con fines de mejoramiento, base de la agricultura y de la variabilidad de especies?
¿Olvidaron que hace menos de un año ellos mismos aprobaron el llamado Tratado Internacional de la Semilla de la FAO, el cual dice específicamente que se deben garantizar los derechos de los agricultores a conservar, utilizar, intercambiar y vender material de siembra o propagación conservado en las fincas?
Bajo el supuesto, que con tal de conservar los beneficios de la Cuenca del Caribe (que ahora sabemos nunca peligraron), los negociadores entregaron telecomunicaciones, seguros, el agua, los recursos naturales, accedieron se perjudicara todos los servicios públicos incluyendo la educación pública y que la bioprospección fuese materia de comercio, que las controversias se eleven a instancias internacionales… mejor no seguimos haciendo la lista de barbaridades que “negociaron” para no decir que entregaron el país.
De todos esos daños, UPOV es tan grave que sería razón suficiente para rechazar el TLC entero.
Y a mí que me expliquen, ¿qué les hizo pensar a los 38 diputados y a sus asesores que meter la ley nacional para acceder UPOV por la vía rápida de primero tiene algún sentido si es uno de los más impopulares convenios de todo el TLC? ¿Están seguros que pueden discutir por la vía rápida un Convenio que tiene materia penal y fiscal?
Ojalá otra vez los diputados metan la pata para bien del país, que se les trabe UPOV y TLC, porque con la mala fe no se vale jugar, y así nos den el gustazo de declararlos traidores a la Patria.