16.11.07

La privatización de la vida

Henry Mora Jiménez

En un principio regía la regla de que la naturaleza no ha sido inventada por nadie, por lo que únicamente puede ser descubierta, tanto en sus formas de vida como en sus propiedades útiles para el ser humano. Así incluso lo dictaminó la Oficina de Patentes

de los Estados Unidos en 1971, cuando el microbiólogo hindú Ananda Chakrabarty presentó, siendo empleado de General Electric, una solicitud de patente sobre un microorganismo genéticamente modificado, el cual, afirmaba, podía fagocitar petróleo derramado en la superficie del mar. Chakrabarty no aceptó la resolución y apeló en todas las instancias posibles, hasta llegar a la misma Suprema Corte de los EE. UU., la que en 80, y por un voto de diferencia, resolvió que la vida si es patentable.

Con esta decisión, la corte judicial de un país hegemónico en la economía y la política mundiales, y con una mayoría de apenas un voto, cambió el curso de la historia, que como hecho simbólico, marcaba el paso del capitalismo industrial a lo que Jeremy Rifkin ha denominad el hipercapitalismo: la naturaleza entera y el propio ser humano (su alma, su cuerpo y su cultura), son ahora otros tantos medios para el fin de la acumulación de capital.

Después de ese hecho inaudito, rápidamente se impusieron otros “avances”. En 1985 se concedió en los EE. UU. La primera patente sobre una planta; en 1987 sobre el primer animal, el denominado ratón del cáncer. En 1990, la Suprema Corte de California falló en contra de un ciudadano, John Moore, cuya proteína de sangre especial había sido patentada sin su conocimiento por médicos de la Universidad de California que estaban a cargo de su tratamiento, y conferida en licencia a la Sandoz Corporation. En la Unión Europea, la Comisión siempre ha estado a favor de la nueva industria (la de las “ciencias de la vida”), y el Parlamento, por algún tiempo defendió la no patentabilidad de la vida, hasta que en 1998 transigió en la llamada Norma de Biotecnología. Desde entonces, también en Europa se pueden patentar células y genes humanos, además de plantas y animales genéticamente modificados; aunque aun se mantienen intensas controversias al respecto.

La privatización de la naturaleza y de la vida en sus elementos fundamentales es el punto culminante (por ahora) de este desarrollo. Algunos pocos ejemplos: se está privatizando de manera creciente el suministro básico de agua a la población, el protocolo de Kyoto convierte la contaminación del aire en un bien comercial, un puñado de multinacionales de las semillas se roban las variantes de semillas de los países pobres para luego patentarlas y venderlas a precios de monopolio, los llamados genes terminadores (“terminator”) impiden a los campesinos guardar semillas de su propia cosecha, la privatización del genoma humano expone éste a una manipulación ilimitada con consecuencias totalmente imprevisibles.

Sin embargo, todo esto no se está imponiendo simplemente por la fuerza (aunque la competencia compulsiva del sistema cumple un papel central), sino que cuenta de manera muy especial la seducción que el nuevo capitalismo provoca sobre tantos seres humanos. Lo que antes fue diseñado y desarrollado en relaciones humanas directas y creativas en la respectiva comunidad cultural de los pueblos o grupos humanos, hoy es comercializado de forma global. Ya no se trata solo de la clásica cultura del consumo (consumismo) y del estilo de vida (lifestyle), sino que hasta la ética, los derechos humanos y la religión sirven para estos propósitos de comercialización y acumulación. El mismo humanismo ha sido invertido en un anti-humanismo “al servicio del ser humano”, a través, claro está, del mercado.

Los tratados de libre comercio sirven claramente a estos propósitos (convertir todo en mercancía), y las obligaciones que impone, como el Tratado de Budapest, son filosos instrumentos que pretenden anular milenios de historia humana de respeto a

la vida en todas sus formas y manifestaciones. Su aprobación sería el derrumbe del último muro de contención que como pueblo hemos mantenido frente a los mercaderes de la vida.

UPOV

Piden que Iglesia se pronuncie sobre convenios UPOV y Budapest

informatico.com. Esperamos de ustedes un No rotundo a patentar los seres vivos, les dicen a los obispos de Costa Rica en una carta entregada por el Comité Patriótico de Tibás, con el objetivo de que haya un pronunciamiento de la Iglesia sobre los convenios UPOV y de BUDAPEST que están en trámite de la Asamblea Legislativa, por considerar que ambos tratados son lesivos a toda defensa de la vida y la moral cristiana Mons. José Francisco Ulloa Rojas

Obispo Diocesano de Cartago

Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica

E.S.M.

Estimado hermano en el Dios de la vida:

El Movimiento Patriótico del No, constituido por las más diversas fuerzas vivas de la sociedad costarricense: grupos ecologistas, comités patrióticos distritales y cantonales, asociaciones sindicales, universidades, educadores, iglesias, agrupaciones feministas, pueblos indígenas, campesinos, estudiantes, profesionales, cooperativistas, solidaristas, partidos políticos, el pueblo en general, reunido en asamblea para defender un proyecto de país que sea inclusivo, justo, solidario, consciente de que tenemos un combate inmediato contra las 13 leyes que componen la agenda de implementación al Tratado de Libre Comercio, nos dirigimos a usted y al resto de obispos que integran la Conferencia Episcopal que usted preside, para abordar la amenaza a la vida que representan varios de estos textos legales, contrarios a la Ley de Dios, para urgir de ustedes un pronunciamiento contundente, claro, definido, ante el peligro que supone ratificar el tratado y el cuerpo legal que le daría viabilidad.

Consideramos que el Proyecto de Ley "Aprobación Convenio Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales", expediente No.16.590 (UPOV), y el Proyecto de Ley "Adhesión de Costa Rica al Tratado de Budapest sobre el reconocimiento internacional del depósito de microorganismos a los fines del procedimiento en materia de patentes", expediente No.16.123, otorgan derechos de autor u obtentor a personas y empresas sobre elementos de la biodiversidad, como si ésta fuese creación humana y no divina, mientras que la fe cristiana reconoce sólo a Dios como el creador de todas las cosas.

Sobre la UPOV, por roce con los principios éticos que contiene, ha sido rechazada en dos oportunidades previas, y no en vano por otrora diputados responsables que consideraron el daño en el patrimonio genético y las variedades hortícolas criollas, herencia milenaria de nuestros padres, indígenas y campesinos. La sobrevivencia de las corporaciones biotecnológicas está en el sistema de patentes y propiedad intelectual, lo cual genera derechos monopólicos sobre los "nuevos" productos. Esto implica la privatización del patrimonio genético que pertenece a los pueblos, y conlleva además al debilitamiento de nuestra legislación ambiental vigente, que es por demás de avanzada, precursora en el mundo sobre el verdadero valor y protección de la vida.

Para el caso del Tratado de Budapest en sus 40 páginas no define qué son microorganismos, lo cual está plasmado en la misma introducción al proyecto de ley hecho por la Asamblea Legislativa. Basta con leer su título, redactado en términos que podríamos llamar "políticamente correctos", porque pretende suavizar, distraer y minimizar el contenido y el propósito real, cual es la privatización de la vida y su producción con fines mercantiles inhumanos.

Guiados por lo que ustedes mismos dijeron en el documento de Aparecida, como pastores y profetas de la vida esperamos de ustedes un No rotundo a patentar los seres vivos. Ese No rotundo estaría muy en consonancia con estos textos que ustedes aprobaron en dicha asamblea continental:

"América Latina es el continente que posee una de las mayores biodiversidades del planeta, y una rica socio diversidad, representada por sus pueblos y culturas. Estos poseen un gran acervo de conocimientos tradicionales sobre la utilización sostenible de los recursos naturales, así como sobre el valor medicinal de plantas y otros organismos vivos, muchos de los cuales forman la base de su economía. Tales conocimientos son actualmente objeto de apropiación intelectual ilícita, siendo patentados por industrias farmacéuticas y de biogenética, generando vulnerabilidad de los agricultores y sus familias que dependen de esos recursos para su supervivencia". No.83.

"En las decisiones sobre las riquezas de la biodiversidad y de la naturaleza las poblaciones tradicionales han sido prácticamente excluidas. La naturaleza ha sido y continúa siendo agredida. La tierra fue depredada. Las aguas están siendo tratadas como si fueran una mercancía negociable por las empresas, además de haber sido transformadas en un bien disputado por las grandes potencias". No.84

"En América Latina y el Caribe, se está tomando conciencia de la naturaleza como una herencia gratuita que recibimos para proteger, como espacio precioso de la convivencia humana y como responsabilidad cuidadosa del señorío del hombre para bien de todos. Esta herencia se manifiesta muchas veces frágil e indefensa ante los poderes económicos y tecnológicos. Por eso, como profetas de la vida, queremos insistir que en las intervenciones sobre los recursos naturales no predominen los intereses de grupos económicos que arrasan irracionalmente las fuentes de vida en perjuicio de naciones enteras y de la misma humanidad. Las generaciones que nos sucedan tienen derecho a recibir un mundo habitable y no un planeta con aire contaminado". No.471.

Estamos entonces, frente a la manipulación y comercialización de la creación divina, en beneficio de poderes contrarios a los más nobles principios cristianos. Eso es lo que son y a lo que conllevan estas leyes de Implementación del TLC. ¿Está de acuerdo la Iglesia con esas prácticas? El Salmo 36:9 nos dice "Pues en ti está la fuente de la vida y en tu luz vemos la luz" (Biblia de Jerusalén). Entonces, si la vida pertenece a Dios, ¿pueden los hombres adueñarse de ella? Y peor aun, ¿pueden los hombres adueñarse de ella con fines mercantilistas? ¿Puede Dios y su obra ponerse en venta?

¿Por qué murió Jesús? ¿Sería acaso por defender los intereses económicos y políticos tanto de los judíos como de los romanos de su tiempo? ¿O por apoyar, velar y pastorear a los más desposeídos aunque ello lo llevara a la crucifixión? ¿Cuál habría sido su posición, en el hipotético caso de que él hubiese sido un ciudadano costarricense durante todo este proceso que hemos vivido en relación con el TLC? ¿Se habría refugiado en la neutralidad, en el silencio?...

La historia nos relata sobre genocidios del pasado en lo que la Iglesia ha guardado silencio, incluyendo lo ocurrido a los pueblos indígenas; por lo tanto, nos preguntamos, ¿se repetirá la historia de silencio en este país por parte de ustedes, dándole la espalda al rebaño, dejándonos a merced de la corrupción de esta clase poderosa que nos gobierna, que no respeta lo más sagrado, como lo es la vida?

Esta preocupación no es exclusiva de nuestro movimiento, no es particular de Costa Rica. Por el contrario, forma parte de un debate internacional en torno al tema de los transgénicos y sus implicaciones para la salud humana, la patentización de la vida y la soberanía alimentaria lo que, finalmente, nos dirige hacia aspectos éticos y morales ineludibles.

Ante estas amenazas no hay mayor respuesta que un NO. Un NO claro. Un No rotundo. Un NO solidario. Un NO firme. Un No responsable. Un NO que se traduce en un SÍ a la defensa de la Vida.

Aquí no caben las interpretaciones. No caben las vacilaciones. No caben las ambigüedades. No caben las debilidades de fe. No cabe el distanciamiento de la Ley de Cristo. No cabe la tibieza. Así lo dice la palabra: Ap. 3, 14-16 "Yo sé todo lo que haces. Sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Pero como eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca".

Hoy la Patria llama a luchar, y debemos definirnos. Sin cálculos políticos ni económicos, sin ambages. Hay que pronunciarse. Esperamos su claro pronunciamiento impostergable como pastores y profetas de la vida, para que sigan formando parte de la historia, como cuando así lo ha necesitado este noble pueblo de Dios.

Fraternal y sororalmente,

Por el Pueblo de Costa Rica,

14.11.07

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