19.5.13

Pronunciamiento Consejo Académico Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (IRET)



Considerando que:
-La misión del Instituto Regional de Estudios en Sustancias Tóxicas de la Universidad Nacional (IRET),  es contribuir con el desarrollo sostenible y la calidad de vida de la región centroamericana, a través de la evaluación y la búsqueda de soluciones a los problemas asociados con el uso de sustancias tóxicas en el ambiente, la salud y el desarrollo. El IRET investiga y apoya aquellas acciones que respondan a la seguridad social y ambiental en el campo y protejan la seguridad alimentaria de las poblaciones.

-La mayoría de cultivos transgénicos tienen características de resistencia al herbicida glifosato y de producción propia de sustancias tóxicas como el Bacillus thuringiensis; esto induce al uso indiscriminado de herbicidas y a una constante exposición de plaguicidas a organismos no plaga, propios de la rica biodiversidad costarricense.
-El sistema de cultivo transgénico provoca una alta dependencia externa de los productores a insumos importados, e implica un sometimiento  a las compañías  productoras de semillas y dueñas de los genes. Al ser ilegal la conservación de semillas de la cosecha para sembrar el ciclo siguiente, se socavan los derechos fundamentales y ancestrales de los campesinos.
-Los cultivos transgénicos son monocultivos donde se busca la reducción de la biodiversidad, la destrucción de plantas arvenses refugio y alimento de insectos benéficos, polinizadores, depredadores y parasitoides de plagas, y crean un desequilibrio en los agroecosistemas haciéndolos más dependientes a un alto uso de plaguicidas.
-Las solicitudes recientes de la compañía Delta & Pine, filial local de la empresa multinacional Monsanto, pretenden liberar al ambiente en las localidades de Upala (Alajuela) y Cañas (Guanacaste),  las siguientes variedades de maíz: MON-88017, MON-603 (= NK-603), MON 863, y MON 89034 con tolerancia al herbicida glifosato y a insectos de los órdenes Coleoptera y Lepidoptera.
-Existen numerosos cuestionamientos sobre la inocuidad alimentaria de estas variedades de maíz transgénico,  la toxicidad crónica del herbicida glifosato y la inevitable contaminación genética que se daría si se liberan al ambiente estas variedades de maíz genéticamente modificado.
-No existen a la fecha medidas de bioseguridad regulatorias efectivas para evitar el riesgo de este tipo de contaminación genética, ni maneras de corregir sus consecuencias negativas, especialmente en un cultivo como el maíz donde el polen puede viajar grandes distancias.
-El maíz tiene polinización cruzada, esto provoca un flujo de genes entre plantas, cultivos y regiones;  posibilita el paso descontrolado de genes modificados de una especie a otra, y pone en peligro la biodiversidad, fundamental para mantener una efectiva seguridad y soberanía alimentaria.
-El maíz, como otros cultivos y semillas, es un recurso de posesión y manejo ancestral que debe ser protegido y conservado.  Su alteración y contaminación puede ocasionar pérdida de  biodiversidad y  afectación cultural de las poblaciones involucradas.
-La decisión del 21 de enero de la Comisión Nacional Técnica de Bioseguridad de Costa Rica (CNTBiot) y del Servicio Fitosanitario del Estado, de permitir la siembra de maíz genéticamente alterado, omite el pronunciamiento de múltiples sectores de la sociedad costarricense e ignora las implicaciones y los riesgos potenciales sobre el ambiente y la población en general.  El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) no ha realizado las consultas y los estudios necesarios en aras de fomentar y proteger la agrobiodiversidad nacional.
-Las empresas dueñas de las semillas transgénicas no han demostrado la seguridad en cuanto al impacto ambiental, en salud, social y económico del cultivo de esas variedades, independientemente sean para producción de semilla, consumo animal o humano.
-No existe consenso científico sobre los riesgos e impactos en la salud humana; por tanto, es necesario apelar a la implementación del principio precautorio, de los artículos 21 y
50 de nuestra Constitución Política, principios que deben privar cuando se pueda dar un posible daño al medio ambiente o a la salud pública.
-El artículo 170 de la Constitución de la República reafirma la autonomía municipal, al 12 de marzo pasado 51municipios o el 63% del total de los cantones del país,  se han declarado territorios libres del ingreso de cultivos transgénicos.
-El artículo 50 de nuestra Carta Magna establece el derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado y Costa Rica ha firmado convenios internacionales comprometiéndose a la protección y conservación de la biodiversidad.

MANIFESTAMOS:
-Nuestro interés y derecho a definir y contribuir al modelo de desarrollo agrícola en aras de construir una Costa Rica con sostenibilidad ambiental, socialmente justa y ecológicamente sustentable, mediante el uso de los recursos de manera racional sin comprometerlos para las generaciones futuras.
-Nuestra obligación y compromiso con el  fomento de la agroecología, en la promoción de una agricultura de alimentos sanos, sin semillas patentadas, sin agroquímicos ni transgénicos. Así mismo, con el  estímulo de formas de producción sostenibles, a la preservación de la cultura y de las semillas nativas o ancestrales y de los propios agricultores.
-Nuestra preocupación de que la siembra de cultivos transgénicos traiga como consecuencia la aparición de organismos resistentes a antibióticos, herbicidas e insecticidas, y se convierta en una espiral de uso y dependencia creciente de los plaguicidas como única forma de control de plagas.
-Nuestra oposición a la siembra de cultivos transgénicos en territorio costarricense y solicitud de revocatoria de la decisión tomada por la CNTBiot y el SFE para la siembra de variedades de maíz transgénico.
-Solicitar una moratoria al Gobierno de la República a la siembra de cultivos transgénicos, hasta que se garantice que su uso no afecta negativamente el ambiente, la biodiversidad, la salud y el derecho humano a la soberanía y seguridad alimentaria.
-La urgencia de evitar y romper la dependencia de uso de granos transgénicos en la agroindustria nacional. La soberanía alimentaria debe de ser fortalecida mediante políticas participativas y seguras que velen por el cultivo de granos básicos y la sostenibilidad de la agrobiodiversidad existente.
-Reiterar a la comunidad nacional en general, la disposición del IRET a colaborar, por medio de proyectos de investigación y extensión, en la realización de estudios que permitan tener insumos para tomar las decisiones más correctas en beneficio de Costa Rica.

ACUERDO FIRME  081-2013.

Atentamente,




Dra. Luisa E. Castillo Martínez
Presidenta Consejo Académico
IRET-UNA