17.8.23

¿Gas? Gastada y retrógrada es la propuesta de explotar gas en Costa Rica, cuando podríamos ser potencia mundial migrando a energía eólica y solar para evitar una crisis climática catastrófica


Bloqueverde- Oilwatch

Para evitar una crisis climática catastrófica, es indispensable reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 45% para 2030, según el Informe sobre la Brecha de Emisiones del PNUMA, entonces es el gas natural un mejor combustible fósil para reducir emisiones, la respuesta es no, necesariamente. Las más recientes iniciativas de medición científica, ya han dejado claro que las emisiones de metano de las operaciones de petróleo y gas son mucho más elevadas de lo que se estimaba, se calcula que es 84 veces más potente que el dióxido de carbono medido durante un período de 20 años, así que cualquier fuga o emisión de metano es de altísimo potencial contaminante.

Aparte de la necesidad global de reducir el consumo energético de alguna manera, resulta lógico pensar en el potencial que tiene Costa Rica para transicionar a energías eólica y solar sin pasar por explotación de gas, que tardaría no menos de 10 años de inversión para lograrse explotar, es decir que cuando el mundo debería estar llegando a la energía solar o bien otras renovables, Costa Rica estaría apenas iniciando la explotación de gas sin que ese fuese el objetivo final requerido, teniendo todo el potencial para liderar esta transición.

Mark Radka, Jefe de la Subdivisión de Energía y Clima del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) indica que la mayoría de los países tienen potencial solar, eólico o ambos, particularmente en lugares donde los recursos de energía renovable (sol y viento) son abundantes, tal es el caso de Costa Rica. Además subraya que es importante tener en cuenta que estamos en las primeras etapas de una transición energética que es diferente a cualquier otra que el mundo haya intentado en términos de velocidad y complejidad(…)Teniendo esto en cuenta, debemos movernos rápido.”

Pero en Costa Rica, una vez más, algunos se aprestan a desempolvar expedientes que lo único que comprueban es que no hay información concluyente sobre la posibilidad de explotación de gas en Costa Rica, ni de reservas comprobadas de hidrocarburos en nuestro territorio. Según los datos científicos existentes, queda claro que los números alegres” de supuestos beneficios y yacimientos de gas en Costa Rica, no son más que el resultado de propaganda sin ninguna evidencia científica verificable.

Por otro lado, si existieran nuevos datos, el Estado no tiene la capacidad para verificar o fiscalizarlos ante la inexistencia de la Dirección General de Hidrocarburos (DGH) cerrada hace más de dos décadas, así que el debilitamiento de RECOPE y la ausencia de un equipo de profesionales dentro de la estructura estatal que pueda al menos evaluar una actividad tan compleja como esta, se suma a un contexto que requiere herramientas con las que no se cuentan. Ahora bien, según la Ley de Hidrocarburos (Art. 3) la DGH tiene las funciones de fiscalizar las actividades desarrolladas por los contratistas, de analizar la concurrencia de causales de nulidad o de caducidad de los contratos, y de elevar su recomendación al Poder Ejecutivo. Cabe preguntarse: ¿ya se presupuestó lo que implica gestionar esta instancia para cumplir con lo que dicta la ley? ¿cuáles personas profesionales especializadas en hidrocarburos van a conformarla?

Resulta inquietante, por decir menos,  que el gobierno replique lo que diga la UCCAEP como su mayor fuente de información, al mejor estilo de la gente que se informa solo por TikTok sin buscar mayor verificación ni profundización de la información.  Abogar por la explotación de gas desde el Poder Ejecutivo a través del Ministro de Obras Públicas y Transportes, más parece ser parte de una campaña electoral para el próximo candidato presidencial del partido oficialista, que un ejercicio a la altura de las exigencias que implica ser ministro, sin duda el foco en este momento debería estar temas de primera necesidad como una estrategia clara para el mantenimiento de la red vial en los siguientes meses lluviosos, por mencionar un ejemplo.

Lo más reciente y falto de cualquier respaldo o fundamentación, es que el presidente afirme que
la explotación de gas puede abrir la posibilidad de pagar la deuda externa, mejorar las carreteras o asegure la prosperidad del país llegando a ser como Singapur”, inevitable asociar estas declaraciones con las que hiciera Oscar Arias en la demagoga campaña a favor del TLC, afirmando que quienes iban en bicicleta a trabajar a las fábricas, luego de aprobarse el TLC irían en motocicleta BMW, cosa que no ocurrió claro está, lo que sí sucedió en los últimos 20 años es que llegamos a estar dentro de los 10 países más desiguales de América Latina, y ese indicador continúa creciendo.

Volviendo al tema del gas y siguiendo con ejemplos de demagogia, supeditar soluciones de infraestructura vial o aún más descabellado, pago de deuda externa, a la posibilidad de extraer gas en Costa Rica, es como apostar a no hacer nada durante el periodo que le toca gobernar, porque si acaso fuera posible la explotación de gas, implicaría un proceso de al menos diez años para empezar a ver resultados con una inversión estatal que pagaría toda la población nacional, porque ninguna empresa aceptaría el riesgo total de explorar en Costa Rica, sin ninguna certeza de que se encuentre el gas natural en las cantidades que se proyecten  ¿será que la intención también es no hacer nada en concreto más que campaña política?

A lo hechos nos remitimos, en 1997 una empresa de garaje o fantasma, que tan siquiera tiene un sitio web, llamada Mkj Xploration Inc, especuló con la concesión de hidrocarburos para cederla a Harken Energy Corp que como pueden comprobar, lo que primero que pueden aparecer en un búsqueda en internet sobre esta corporación es el escándalo “que involucró acusaciones de uso de información privilegiada por parte de George W. Bush en 1990”. En el 2000 se le otorgó concesión a la otra pequeña compañía Mallon Oil que fue un perfecto fracaso. La historia de esas aventuras fue de demandas en tribunales y que todas las instancias del Estado entre SETENA, MINAE, tribunales y gobiernos de turno fueron unánimes en rechazar la actividad extractiva de gas por sus impactos socioambientales e implicar mas costos que beneficios.

La fórmula es clara, desde el Gobierno primero se juega con montos hechos con base en una “valoración potencial” de hace más de tres décadas, que se usaban como publicidad para atraer compañías, que como hemos visto en la historia ninguna empresa seria se los creyó. Son de carácter especulativo parten de un hipotético “valor comercial” no con base en datos certeros de reservas científicamente comprobadas, desde donde el presidente da declaraciones públicas disparatadas afirmando que podemos llegar a parecernos a Singapur, solo por explotar gas, país que goza noveno puesto global en el Índice de Desarrollo Humano (2022) y que lo ha logrado por una fuerte inversión social en vivienda, salud y educación, que fue puesta en práctica desde el inicio del programa de transformación económica en los años 60 y 90, ósea han tardado 60 años en llegar allí, pero sería bueno considerar que hoy se enfrentan a una creciente desigualdad a una falta de empresas locales fuertes que puedan dar un mayor impulso al crecimiento.

Por otro lado, el segundo paso propagandístico fue afirmar que un “país amigo”, no indicó cuál, va a determinar el valor exacto de las reservas de gas natural y que no utilizarán métodos intrusivos. Si llegaran a saber si hay, cuánto hay, faltaría también calcular cuánto va costar extraer, refinar o industrializar, transportar y cuáles serían los impactos socioambientales y quiénes se verían involucrados para analizar estos estudios, considerar cuál es la zona que será destruida y es decir una estimación real y objetiva de la relación costo/beneficio, todo esto partiendo que pueda haber gas en cantidades “rentables” y que en todo este proceso exista una inclusión de la sociedad y sus diversos sectores para valorar esta posibilidad, de manera que el tema sea manejado como “adultos maduros” y no como “chiquillos caprichosos”, como dijo el mismo presidente.

Otro aspecto indispensable para que esta discusión se dé con seriedad, es considerar que para atraer compañías habría que subir la ganancia de las empresas que hoy se llevarían ya una regalía del 85%, esto según Ley de hidrocarburos de Costa Rica, es decir hay que regalar, quizás pagar y lidiar con la contaminación para hacer atractiva la actividad, como si no bastara lo entreguista que es ya la ley de hidrocarburos, pues el contratista venderá al Estado a un precio que, a la fecha de la compra, no podrá ser mayor de los precios existentes en el mercado internacional para los crudos equivalentes (art.36). Esto quiere decir que Costa Rica comprará el barril (gas) a precio de mercado, por tanto la actividad no generará la prometida riqueza, porque el petróleo resultaría ser de la empresa pagando una regalía – no mayor de 15%- en dinero o especie (petróleo) y el impuesto sobre la renta. En el contrato firmado a favor de MKJ-XPLORATION en 1999 establecía solamente reinvertir “un 5% de sus utilidades netas en el desarrollo de programas sociales y ambientales”. En la industria petrolera, las compañías generalmente no reportan ganancias.

Finalmente, no tenemos ecosistemas como Noruega, somos el trópico, por eso viene turismo extranjero a disfrutar nuestra belleza verde, playas y cultura, reconocidas internacionalmente, nadie hace turismo para ver cómo se extrae petróleo en Noruega.

Todos los días sentimos como el planeta se calienta, ahora un verano es más caliente que el siguiente, los datos sobre cambio climático empeoran cada día más. El país estuvo dando pasos en la dirección de enfriar el planeta:  año con año pasábamos sin usar petróleo para producir electricidad o tratar de electrificar y fortalecer el transporte público, pero todas esas propuestas se van a ver debilitadas con esas decisiones.

En vez de compararnos con las cosas buenas de Europa, ponen de ejemplo a Noruega y no a la vecina Groenlandia donde se calcula que hay millones de barriles de petróleo y aun así definió prohibir su explotación a inicios de esta década poniendo fin a “convertirse” en Noruega. También lo hizo su otro país vecino, Dinamarca en 2020 acordando eliminar la explotación de hidrocarburos en el Mar del Norte para 2050 y esto a pesar que es uno de los mayores productores de petróleo del continente. También en 2017, el Parlamento de Francia aprobó una ley para prohibir la producción de petróleo y gas en todos sus territorios y en España aprobaron en mayo de 2021 una ley climática que pondrá fin a la producción de combustibles fósiles en todo su territorio y ese mismo año, la República de Irlanda introdujo una legislación para prohibir las licencias para nuevas exploraciones de petróleo y gas. 

Pero no hay que ir tan lejos, en nuestro vecindario Belice aprobó en 2018 una ley con el objetivo de poner fin a la exploración y extracción de petróleo en todas sus aguas para proteger sus frágiles arrecifes de coral. Este es el mismo coral que destruirían en nuestro Caribe para extraer hidrocarburos, en ambos sitios es su principal atractivo turístico. Pareciera que es más rentable politiquear con la fantasía de explotar el gas y el petróleo que hacerlo y que sea un fracaso total, dado que perdería su función hechizante de promesa propagandística de un prometedor y solvente futuro, que finalmente nunca llegará por esa vía. 

Señor Presidente deje de afirmar que  son ideologías cuando tenemos datos, deje de llamarnos grupos extremistas de izquierda a quienes estudiamos y tomamos en serio las alertas científicas sobre el cambio climático y la crisis ecológica que vivimos y ante su pregunta ¿vamos a dejar desperdiciados los recursos que Dios nos dio? le sugerimos que respete la creencias religiosas y no utilice la fe y cultura cristiana generalizada en Costa Rica, para desviar la atención sobre el debate técnico y de sobrevivencia del planeta mismo, justamente lo que resulta necesario en este momento es proteger y no desperdiciar, ni tiempo ni recursos.