Por Mauricio Alvarez , Presidente FECON, presidencia@feconcr.org
¿Qué llevo a Costa Rica a
cambiar la fidelidad de seis décadas con Taiwán que estuvo justificado,
en parte, por la brutalidad del régimen de China continental y la
simpatía de nuestros gobernantes hacia
esta isla anti régimen?
Algunos de los negocios que
desde 2007 se han venido evidenciando vienen a explicar esta decisión
pragmática y económica. Repentinamente, la violación sistemática a los derechos
humanos y el totalitarismo chino se vieron diluidos por un estadio, unas
cuantas bicicletas, un barrio chino, carreteras y una pomposa refinería.
Si hay una aura gris maloliente
en relación a los derechos humanos, se torna más turbio en relación a sus bajos
estándares ambientales, tecnológicos y la falta de ética de sus compañías fuera
del gran país del oriente. Su acelerado crecimiento está basado en la explotación
de su mano de obra, su ambiente y una recolonización del tercer mundo en
especial Asia y África.
Historia reciente. En la administración Arias Sánchez,
el presidente anunció que levantaría la moratoria contra la actividad petrolera
en el país y promovió la posibilidad de retomar exploraciones con empresas
brasileñas primero y chinas después.
En ese sentido, en octubre del 2007,
el gobierno firmó un acuerdo
con la compañía estatal china China Nacional Petroleum Corporation (CNPC) para
construir una mega refinería. Este acuerdo
incluye la posibilidad futura de exploración petrolera en Costa Rica con
Petrochina. Ese interés fue reafirmado en noviembre 2008 y el embajador de
China en nuestro país, Wang Xiaoyuan, aseguró en aquel momento que “siempre
está la posibilidad de cooperar en este campo”.
Estas
pretensiones de buscar petróleo no se han concretado aún porque los chinos
dejaron claro que esperan a que se resuelvan los procesos con las petroleras Mallon
Oil y Harken Energy pues estas compañías aún tienen pendientes causas en
diversos tribunales pues se les había otorgado las licitaciones en las únicas
zonas con probabilidades de existencia de hidrocarburos: El Caribe y la zona
norte del país.
Para
los chinos queda muy claro que estamos en el “patio trasero estadounidense” y
que hay que hacer un desplazamiento más discreto de las compañías estadounidenses
para darle la bienvenida al naciente imperialismo chino que se está expandiendo
vorazmente sobre las reservas energéticas de la región.
Historial ambiental negativo. Entre los titulares que filtra la
prensa china están pueden constantarse varios problemas ambientales. La explosión
en una de las refinerías de la CNPC en la ciudad de Cangzhou mató a tres
empleados de la municipalidad, según lo reportó China Daily, en 2005.
En otra de las refinerías
chinas, en Chongqing, se produjo por negligencia un escape de gas que mató a otros
dos de empleados, 65.000 personas evacuadas y más de 9.000 heridos con asfixias
y quemaduras químicas. Además, este escape de gas mató a animales y peces en unos
10 km a la redonda. El accidente motivó la renuncia del presidente de la CNPC,
como consignó Asian Labour News, en 2004.
En noviembre del 2005, otra
vez la CNPC causó el “más grave caso de contaminación de un río”, según la
Agencia China de Protección Ambiental. La CNPC contaminó el Río Songhua,
afluente del Amur, cuando, tras la explosión de su petroquímica, se vertieron en
el río más de 100 toneladas de benceno, sustancia sumamente cancerígena, que ha
puesto en peligro a más de 8 millones de personas de China y Rusia, en 500 Km
de recorrido. Así lo reportó El Comercio, el 15 de noviembre del 2005.
Fuera de China. Este historial también ha crecido a nivel
internacional. Por ejemplo, en Ecuador donde la violación a los derechos de las
comunidades indígenas y destrucción de la Amazonia ha sido denunciada por los
grupos ecologistas. Lo mismo sucede en el Orinoco, en Venezuela, donde las
empresas chinas están realizando extracción de crudo.
Pero eso no es todo. En África
se da el comportamiento más cuestionable de la estatal petrolera china. Allí
echa mano de estrategias corporativa-político-militar relacionado con petróleo,
minería e infraestructura. El caso más cuestionado es el de Sudán, donde,
posterior al genocidio y la salida de las compañías occidentales, entraron las
chinas a cambio de ayuda militar y lobby político para evitar sanciones en el Consejo
de Seguridad de Naciones Unidas. Esta conducta ha incluido aliarse con Omar
al-Bashir, el presidente que tiene una orden internacional de captura del
Tribunal de La Haya por crímenes de lesa humanidad y tiene sanciones económicas
por parte de Estados Unidos.
Cuestionamiento a la refinería chino-costarricense. La construcción
de este megaproyecto en nuestro país ha desatado una polémica que ha incluido
dudas financieras, legales, falta de licitación, falta de transparencia e información.
Entre las dudas ambientales está el retraso que implicaría para el desarrollo
de energías alternativas profundizar nuestra dependencia de combustibles
fósiles. La preguntas en ese sentido sería ¿por qué no invertir esos recursos
en un transporte público (que incluya metro urbano y reactivar el tren a Limón
para eliminar gran parte del transporte contaminante particular) o proyectos de
energías renovables?
Estudios de impacto ambiental exprés. Otra de las grandes dudas es
que a pesar de los cuestionamientos del proyecto y dudas sobre el esquema final,
RECOPE anunció que ya tiene aprobado el estudio de impacto ambiental del
proyecto. Esto último implicaría una violación a la legislación ambiental pues
se aprobó un proyecto que no parece ser el proyecto final.
Lo anterior sería más grave
pues según consigna Diario Extra, el 29 de mayo de este año, la empresa China que
se encargará de construir la nueva refinería le entregó a RECOPE la propuesta
de ingeniería y construcción de las obras. La pregunta aquí sería ¿qué proyecto
habría aprobado si apenas se está entregando el diseño de la obra?